-¿Es
una broma? Si querías pasar más tiempo conmigo sólo tenías que
decírmelo...
-No,
no es una broma es verdad, todo lo que te he contado es cuanto sé...
¿Tú podrías ayudarme?- María no sabía que había sido, si el
raro comportamiento de Juan durante toda la mañana o aquellos ojos
azules que parecían incapaces de mentir lo que la había convencido,
el caso fue que su cabeza asintió lentamente como si todavía
continuara asimilando todo lo que Juan le había contado:
-Te
ayudaré, ¿pero cómo?
-Ojalá
lo supiera...
-¿De
qué te acuerdas?- María se sentía impotente, ¿por qué era todo
tan injusto? Justo cuando parecía que las cosas entre ellos dos
empezaban a ir bien la situación se truncaba... ¿Cómo podía
haberlo olvidado todo? ¿Habría olvidado también lo que pasó
aquella tarde? Había estado enamorada de Juan tantos años... No
podía pasarle esto ahora.
-Sólo
recuerdo un bosque cuyos árboles parecían rozar el cielo y, a lo
lejos, un arroyo que brotaba desde el subsuelo y la libertad... La
libertad de poder hacer lo que uno quiere, de poder respirar sin más
preocupación que la de dejarse llevar, de volar...
-Pero
no lo entiendo, ¿volar? ¿Cómo? ¿Cómo vas a volar?
-No
lo sé pero volaba, eso sí lo recuerdo con total claridad... Lo que
yo no consigo entender es cómo puedo ser ahora lo que soy, ¿cómo
puedo ser un ser humano? Y tú, ¿cómo puedes vivir así, atrapada
en una jaula, sin poder decidir sobre tu propio ser, sobre tus
propias acciones?
-Te
equivocas, precisamente somos los seres humanos quienes decidimos qué
hacer y qué no, un animal no puede pensar, no puede tomar sus
propias decisiones.
-Entonces,
¿por qué no puedo volar? ¿Por qué me siento atrapado?
-Eso
yo no lo sé, pero quizás podríamos intentar buscar el bosque ya
que parece ser que es de lo único que te acuerdas, eso podría
ayudarte.-Concluyó María cansada de hablar de un tema que parecía
no conducir a ninguna parte. Aquél no era Juan, sin embargo, algo en
su conducta le recordaba a él. Posiblemente esas ansias de vivir,
esa imaginación... Nunca dejes de soñar le había dicho aquella
tarde, cuando todo entre ellos cambió, cuando se declararon su amor
el uno por el otro. María suspiró, quizás ya nada volvería a ser
como aquella tarde, como antes...
María
y Juan se fueron a comer a la cafetería de la universidad y tras
ello se pusieron a buscar mapas de los alrededores, tal vez Juan a
través de aquellos mapas podía recordar cuál era aquel bosque que
tanto anhelaba. El tiempo pasaba lentamente, pero ambos se sentían
bien cerca el uno del otro, algo parecía haberse reestablecido.
Puede ser que no todo estuviera perdido pensó María y entonces
recordó una cosa:
-Juan,
¿recuerdas aquella excursión?
-¿Qué
excursión?
-Cuando
fuimos con Carmen, nuestra profesora de biología en el instituto a
Cazorla. Aquel sitio te enamoró, ¿y si es alli?
-Sólo
hay una forma de averirguarlo...
Bom Dia Amigo,
ResponderEliminarAgradou-me muito esta 4º.parte da sua história
Desejo um bom dia
Saludos
Muito Obrigado, Bom dia Susana. Saludos.
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