Nuestra
butaca
Me
olvidé decir que aquella mañana algo cambió en mi vida, ya nada
sería igual. Tan sólo fue necesario aquel breve cruce de miradas
para descubrir que si debía plantearme algún objetivo en esta vida
ése debía ser conocerte y que si aquella pequeña intuición que,
poco a poco, iba surgiendo con fuerza en mi interior era cierta,
compartir el resto de mi vida contigo. Cómo son las cosas, ¿qué
hubiera pasado si aquella mañana no hubiese tomado aquel tren donde
intercambiamos nuestras primeras palabras? Probablemente ahora,
cincuenta cumpleaños más tarde tú y yo no estaríamos sentados
cada uno en su butaca a unos escasos centímetros, como otro día
cualquiera, como otro día más. Hemos vivido tanto juntos, somos tan
felices, que hoy sólo me cabe esperar que mañana, como otro día
más, tú estés en tu butaca y yo en la mía, tan cerca como
siempre. Si una cosa tengo clara es que sin ti no soy, sin ti no
existo. Cada vez la distancia entre tu y yo se acorta más y más,
hasta que llegará el día en el que seremos sólo uno,y ya no serán
dos butacas, será una, nuestra butaca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario